Además de reducir la productividad a causa de las enfermedades y las bajas por enfermedad, el polvo puede afectar casi todas las fases de los trabajos de construcción, desde el tiempo que se dedica a delimitar las zonas antes del trabajo, hasta las largas horas de limpieza una vez finalizado el mismo.
El polvo de la construcción también puede obstruir las herramientas al introducirse en los motores y otras piezas de trabajo, lo que puede provocar reparaciones y tiempos de inactividad. Las partículas de polvo también pueden acumularse en los elementos afilados de las herramientas, como las puntas de los cinceles, los bordes de las brocas y las superficies de los discos de amolar, lo que puede acortar su vida útil.